Los espejos ventana hace tiempo que son tendencia, sobre todo en recibidores, ya que normalmente es una de las estancias que menos luz tiene y colocar un espejo de este tipo, además de simular una ventana al exterior, refleja la luz y la amplia.






Y como me encantan y ya tenía un espejo bien hermoso, lo he customizado con pintura a la tiza blanca y unos perfiles de madera que simulan la separación de los cristales de la ventana. Una solución muy económica para darle un aire nuevo a la estancia en la que coloquéis el espejo.
Este ha sido el paso a paso en imágenes:

Los perfiles de madera los he comprado en Bauhaus, pero los tienen en cualquier tienda de bricolaje, y son de 5×10 mm y el largo el que necesitéis según las medidas del espejo. Como son tan finitos, para cortarlos solo he utilizado un cuchillo (haciendo cortes en todas sus caras y rompiendo).
La pintura es a la tiza de Bruguer (color gris niebla, aunque es blanca) y solo han sido necesarias un par de manos.
Los perfiles los he colocado con adhesivo de contacto.

Después le he querido dar un acabado rústico, desgastando un poco con la lija algunas esquinas. Y los sobrantes del adhesivo de contacto, los he quitado con una espátula de esas que se gastan para limpiar las placas de vitrocerámica (es una cuchilla que no ralla ninguna superficie, un básico que no debe faltar en vuestras casas).
Y así era antes:


Y así ha quedado:




¡Estoy encantada con el cambio!
Pero recordad que nunca hay que ponerlo frente a la puerta de entrada, como os dije en el post Espejito, espejito mágico.
¿Os animáis a transformar algún espejo de vuestra casa?

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